Dos pájaros de un tiro.
(Dos de mis más entrañables cantautores -acaso mis dos favoritos- se han juntado y decidido armar una gira juntos. ¡Y ahora llegan a México! Como una manera de celebrar comparto con ustedes algunas de sus deslumbrantes creaciones que me estremecen...)
Mediterráneo. (Joan Manuel Serrat)
Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya.
Y amontonado en tu arena
guardo amor,
juegos y penas.
Yo,
que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerzas de desventuras
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero…
¿Qué le voy hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?
Y te acercas y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere,
que se conoce y se teme.
Ay,
si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo…
En la ladera de un monte
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.
Y cerca del mar.
Porque yo
nací en el Mediterráneo…
Yo me bajo en Atocha. (Joaquín Sabina)
Con su boina calada, con sus guantes de seda,
su sirena varada, sus fiestas de guardar,
su “vuelva usted mañana”, su “sálvese quien pueda”,
su partidita de mus, su fulanita de tal.
Con su todo es ahora, con su nada es eterno,
con su rap y su chotis, con su okupa y su skin,
aunque muera el verano y tenga prisa el invierno
la primavera sabe que la espero en Madrid.
Con su otoño Velázquez, con su Torre Picasso,
su santo y su torero, su Atleti, su Borbón
,sus gordas de Botero, sus hoteles de paso,
su taleguito de hash, sus abuelitos al sol.
Con su hoguera de nieve, su verbena y su duelo,
su dieciocho de julio, su catorce de abril.
A mitad de camino entre el infierno y el cielo
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid.
Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar.
Pasarelas Cibeles, cárcel de Yeserías,
Puente de los Franceses, tascas de Chamberí,
ya no sueña aquel niño que soñó que escribía,
Corazón de María, no me dejes así.
Corte de los Milagros, Virgen de la Almudena,
chabolas de uralita, Palacio de Cristal,
con su "no pasarán" con sus "vivan las caenas"
,su cementerio civil, su banda municipal.
He llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan,
he crecido en La Habana, he sido un paria en París,
México me atormenta, Buenos Aires me mata,
pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid,
pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,
pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,
pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid,
pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,
pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid,
pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid…
La fiesta. (Joan Manuel Serrat)
Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle, ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas.
Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel
verdes, rojas y amarillas.
Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,
en la noche de San Juan,
como comparten su pan,
su mujer y su gabán,
gentes de cien mil raleas.
Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.
Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.
Hoy el noble y el villano
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.
Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal
y el avaro a las divisas.
Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.
Peces de ciudad. (Joaquín Sabina)
Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d´Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.
Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.
En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,
pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar
y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios
que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.
El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.
Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.
Princesa. (Joan Manuel Serrat)
“Tú no, princesa, tú no.
Tú eres distinta.
No eres como las demás
chicas del barrio.
Así los hombres te miran
como te miran.
Así murmura envidioso
el vecindario.
"Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.
"Tú no has de ver consumida,
cómo la vida
pasó de largo,
maltratada y mal querida,
sin ver cumplida
ni una promesa”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.
"Tú no, princesa, tú no.
Tú no has nacido
para pasar las fatigas
que yo pasé
sacándole el dobladillo
a un miserable
salario que no alcanza
a fin de mes.
"Tú no, princesa, tú no.
Por Dios lo juro:
tú no andarás de rodillas
fregando pisos,
no acabarás hecha un zarrio
como tu madre,
cansada de quitar mierda
y de parir hijos.
”Tú saldrás de esta cochambre
de muertos de hambre.
¡Ya me imagino !
la cara de las vecinas
cuando aparezcas
en limusina
por esta vieja”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.
"Tú no, princesa, tú no:
vuelve temprano...”
Y la sigue un paso atrás
hasta la calle,
planchándole con la palma
de la mano
una arruga que el vestido
le hace en el talle.
Y, como quien ve a la Virgen
subir al cielo,
la ve alejarse
camino a su primer casting
para un anuncio
en televisión.
La nena vale,
la nena estudia
danza moderna
y declamación.
Princesa. (Joaquín Sabina)
Entre la cirrosis y la sobredosis
andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.
¿Cómo no imaginarte,
cómo no recordarte
hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma
de hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.
Maldito sea el gurú
que levantó entre tú
y yo un silencio oscuro,
del que ya sólo sales
para decirme: “vale,
déjame veinte duros”.
Ya no te tengo miedo
nena, pero no puedo
seguirte en tu viaje.
Cúantas veces hubiera
dado la vida entera
porque tú me pidieras
llevarte el equipaje.
Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.
Tú que sembraste en todas
las islas de la moda
las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte
envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?
¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?
Sigue con tus movidas,
reina, pero no pidas
que me pase la vida
pagándote fianzas.
Ahora es demasiado tarde,
princesa
Búscate otro perro que te ladre,
princesa…
Mediterráneo. (Joan Manuel Serrat)
Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya.
Y amontonado en tu arena
guardo amor,
juegos y penas.
Yo,
que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerzas de desventuras
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero…
¿Qué le voy hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?
Y te acercas y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere,
que se conoce y se teme.
Ay,
si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo…
En la ladera de un monte
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.
Y cerca del mar.
Porque yo
nací en el Mediterráneo…
Yo me bajo en Atocha. (Joaquín Sabina)
Con su boina calada, con sus guantes de seda,
su sirena varada, sus fiestas de guardar,
su “vuelva usted mañana”, su “sálvese quien pueda”,
su partidita de mus, su fulanita de tal.
Con su todo es ahora, con su nada es eterno,
con su rap y su chotis, con su okupa y su skin,
aunque muera el verano y tenga prisa el invierno
la primavera sabe que la espero en Madrid.
Con su otoño Velázquez, con su Torre Picasso,
su santo y su torero, su Atleti, su Borbón
,sus gordas de Botero, sus hoteles de paso,
su taleguito de hash, sus abuelitos al sol.
Con su hoguera de nieve, su verbena y su duelo,
su dieciocho de julio, su catorce de abril.
A mitad de camino entre el infierno y el cielo
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid.
Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar.
Pasarelas Cibeles, cárcel de Yeserías,
Puente de los Franceses, tascas de Chamberí,
ya no sueña aquel niño que soñó que escribía,
Corazón de María, no me dejes así.
Corte de los Milagros, Virgen de la Almudena,
chabolas de uralita, Palacio de Cristal,
con su "no pasarán" con sus "vivan las caenas"
,su cementerio civil, su banda municipal.
He llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan,
he crecido en La Habana, he sido un paria en París,
México me atormenta, Buenos Aires me mata,
pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid,
pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,
pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,
pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid,
pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,
pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid,
pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid…
La fiesta. (Joan Manuel Serrat)
Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle, ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas.
Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel
verdes, rojas y amarillas.
Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,
en la noche de San Juan,
como comparten su pan,
su mujer y su gabán,
gentes de cien mil raleas.
Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.
Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.
Hoy el noble y el villano
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.
Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal
y el avaro a las divisas.
Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.
Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.
Peces de ciudad. (Joaquín Sabina)
Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d´Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.
Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.
En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,
pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar
y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios
que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.
El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.
Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.
Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.
Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.
Princesa. (Joan Manuel Serrat)
“Tú no, princesa, tú no.
Tú eres distinta.
No eres como las demás
chicas del barrio.
Así los hombres te miran
como te miran.
Así murmura envidioso
el vecindario.
"Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.
"Tú no has de ver consumida,
cómo la vida
pasó de largo,
maltratada y mal querida,
sin ver cumplida
ni una promesa”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.
"Tú no, princesa, tú no.
Tú no has nacido
para pasar las fatigas
que yo pasé
sacándole el dobladillo
a un miserable
salario que no alcanza
a fin de mes.
"Tú no, princesa, tú no.
Por Dios lo juro:
tú no andarás de rodillas
fregando pisos,
no acabarás hecha un zarrio
como tu madre,
cansada de quitar mierda
y de parir hijos.
”Tú saldrás de esta cochambre
de muertos de hambre.
¡Ya me imagino !
la cara de las vecinas
cuando aparezcas
en limusina
por esta vieja”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.
"Tú no, princesa, tú no:
vuelve temprano...”
Y la sigue un paso atrás
hasta la calle,
planchándole con la palma
de la mano
una arruga que el vestido
le hace en el talle.
Y, como quien ve a la Virgen
subir al cielo,
la ve alejarse
camino a su primer casting
para un anuncio
en televisión.
La nena vale,
la nena estudia
danza moderna
y declamación.
Princesa. (Joaquín Sabina)
Entre la cirrosis y la sobredosis
andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.
¿Cómo no imaginarte,
cómo no recordarte
hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma
de hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.
Maldito sea el gurú
que levantó entre tú
y yo un silencio oscuro,
del que ya sólo sales
para decirme: “vale,
déjame veinte duros”.
Ya no te tengo miedo
nena, pero no puedo
seguirte en tu viaje.
Cúantas veces hubiera
dado la vida entera
porque tú me pidieras
llevarte el equipaje.
Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.
Tú que sembraste en todas
las islas de la moda
las flores de tu gracia,
¿cómo no ibas a verte
envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?
¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?
Sigue con tus movidas,
reina, pero no pidas
que me pase la vida
pagándote fianzas.
Ahora es demasiado tarde,
princesa
Búscate otro perro que te ladre,
princesa…