Trovadores y Juglares

Un espacio para compartir las letras y la poesía de los grandes cantautores de nuestro tiempo

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Este espacio busca principalmente lanzar botellas con mensajes cifrados a la "blogósfera". Tal vez lleguen a manos y corazones cómplices... o tal vez te lleguen a ti.

Saturday, October 20, 2007

Dos pájaros de un tiro.


(Dos de mis más entrañables cantautores -acaso mis dos favoritos- se han juntado y decidido armar una gira juntos. ¡Y ahora llegan a México! Como una manera de celebrar comparto con ustedes algunas de sus deslumbrantes creaciones que me estremecen...)

Mediterráneo. (Joan Manuel Serrat)

Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya.

Y amontonado en tu arena
guardo amor,
juegos y penas.

Yo,
que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.

A fuerzas de desventuras
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.

Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero…

¿Qué le voy hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?

Y te acercas y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere,
que se conoce y se teme.

Ay,
si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.

Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo…
En la ladera de un monte
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.

Y cerca del mar.
Porque yo
nací en el Mediterráneo…

Yo me bajo en Atocha. (Joaquín Sabina)

Con su boina calada, con sus guantes de seda,
su sirena varada, sus fiestas de guardar,
su “vuelva usted mañana”, su “sálvese quien pueda”,
su partidita de mus, su fulanita de tal.

Con su todo es ahora, con su nada es eterno,
con su rap y su chotis, con su okupa y su skin,
aunque muera el verano y tenga prisa el invierno
la primavera sabe que la espero en Madrid.

Con su otoño Velázquez, con su Torre Picasso,
su santo y su torero, su Atleti, su Borbón
,sus gordas de Botero, sus hoteles de paso,
su taleguito de hash, sus abuelitos al sol.

Con su hoguera de nieve, su verbena y su duelo,
su dieciocho de julio, su catorce de abril.
A mitad de camino entre el infierno y el cielo
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid.

Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar.

Pasarelas Cibeles, cárcel de Yeserías,
Puente de los Franceses, tascas de Chamberí,
ya no sueña aquel niño que soñó que escribía,
Corazón de María, no me dejes así.

Corte de los Milagros, Virgen de la Almudena,
chabolas de uralita, Palacio de Cristal,
con su "no pasarán" con sus "vivan las caenas"
,su cementerio civil, su banda municipal.

He llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan,
he crecido en La Habana, he sido un paria en París,
México me atormenta, Buenos Aires me mata,
pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid,

pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,
pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,
pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid,
pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,
pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid,
pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid…

La fiesta. (Joan Manuel Serrat)

Gloria a Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle, ayer a oscuras
y hoy sembrada de bombillas.

Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel
verdes, rojas y amarillas.

Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,

en la noche de San Juan,
como comparten su pan,
su mujer y su gabán,
gentes de cien mil raleas.

Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.

Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.

Hoy el noble y el villano
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha.

Juntos los encuentra el sol
a la sombra de un farol
empapados en alcohol
magreando a una muchacha.

Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.

Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre al portal
la zorra rica al rosal
y el avaro a las divisas.

Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final.
Por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

Vamos bajando la cuesta
que arriba en mi calle
se acabó la fiesta.

Peces de ciudad. (Joaquín Sabina)

Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d´Austerlitz.
Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,
pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar
y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios
que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.

Princesa. (Joan Manuel Serrat)

“Tú no, princesa, tú no.
Tú eres distinta.
No eres como las demás
chicas del barrio.
Así los hombres te miran
como te miran.
Así murmura envidioso
el vecindario.

"Tú no, princesa. Tú no.
Tú eres la rosa
que fue a nacer entre cardos
como revancha
a un arrabal despiadado
en donde el día
se ocupa de echar por tierra
toda esperanza.

"Tú no has de ver consumida,
cómo la vida
pasó de largo,
maltratada y mal querida,
sin ver cumplida
ni una promesa”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.

"Tú no, princesa, tú no.
Tú no has nacido
para pasar las fatigas
que yo pasé
sacándole el dobladillo
a un miserable
salario que no alcanza
a fin de mes.

"Tú no, princesa, tú no.
Por Dios lo juro:
tú no andarás de rodillas
fregando pisos,
no acabarás hecha un zarrio
como tu madre,
cansada de quitar mierda
y de parir hijos.

”Tú saldrás de esta cochambre
de muertos de hambre.
¡Ya me imagino !
la cara de las vecinas
cuando aparezcas
en limusina
por esta vieja”,
le dice mientras cepilla el pelo
de su princesa.

"Tú no, princesa, tú no:
vuelve temprano...”
Y la sigue un paso atrás
hasta la calle,
planchándole con la palma
de la mano
una arruga que el vestido
le hace en el talle.

Y, como quien ve a la Virgen
subir al cielo,
la ve alejarse
camino a su primer casting
para un anuncio
en televisión.

La nena vale,
la nena estudia
danza moderna
y declamación.

Princesa. (Joaquín Sabina)

Entre la cirrosis y la sobredosis
andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.

¿Cómo no imaginarte,
cómo no recordarte
hace apenas dos años?

Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma
de hacerme daño.

Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.

Maldito sea el gurú
que levantó entre tú
y yo un silencio oscuro,
del que ya sólo sales
para decirme: “vale,
déjame veinte duros”.

Ya no te tengo miedo
nena, pero no puedo
seguirte en tu viaje.

Cúantas veces hubiera
dado la vida entera
porque tú me pidieras
llevarte el equipaje.

Ahora es demasiado tarde,
princesa.
Búscate otro perro que te ladre,
princesa.

Tú que sembraste en todas
las islas de la moda
las flores de tu gracia,

¿cómo no ibas a verte
envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?

¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?

Sigue con tus movidas,
reina, pero no pidas
que me pase la vida
pagándote fianzas.

Ahora es demasiado tarde,
princesa
Búscate otro perro que te ladre,
princesa…

Monday, September 24, 2007

Acortando la distancia.

Uno de los nuevos valores de la trova mexicana es Edgar Oceransky. Este cantautor nacido en la Ciudad de México en 1975 y que comenzó a cobrar popularidad a raíz de presentarse en la peña más importante del DF llamada El Sapo Cancionero y realizar una gira conjunta –en el 2000- con ese otro gran nuevo talento llamado Edél Juárez, es dueño de una pluma que logra escribir canciones poéticas y llenas de cotidianidad que una vez que uno lo escucha ya no puede dejar de hacerlo. Para muestra, la hermosa Acortando la distancia. Una rola que, desde que la escuché por primera vez, supe que ya estaría en mi repertorio particular de mis canciones preferidas. Se trata de una canción con la cual todos nos sentimos identificados.
¿Quién no ha acortado las distancias por aquella persona ineludible y especial?

Te abrí las puertas de mi corazón un día,
cuando la magia del destino apareció,
mientras el fuego de tu cuerpo me envolvía
con el amor.

Toqué tu mano y descubrí que era el momento
de darte todo lo que siempre quise dar.
Sobre tus alas me llevaste al firmamento
y pude volar… pude volar.

Y nos quedamos juntos acortando la distancia
Y pronunciamos miles de “te quieros” sin hablar
Y me dormí en tus brazos sin temor a la nostalgia
pidiendo que la noche no se fuera a terminar.

Te abrí las puertas de mi corazón un día
y tu llegada puso paz a mi interior.
Se transformó la soledad en alegría
y vino el amor… vino el amor.

Y nos quedamos juntos acortando la distancia
Y pronunciamos miles de “te quieros” sin hablar
Y me dormí en tus brazos sin temor a la nostalgia
pidiendo que la noche no se fuera a terminar.

Y nos quedamos juntos acortando la distancia
Y pronunciamos miles de “te quieros” sin hablar
Y me dormí en tus brazos sin temor a la nostalgia
pidiendo que la noche no se fuera a terminar.

Pidiendo que lo nuestro se volviera realidad…


(Quiero dejar una invitación a todos los que, amablemente me siguen en este Blog y comparten conmigo el gusto por la trova a que visiten una EXCELENTE página que se llama Trovaremos.com
Se trata de un espacio –como bien lo dice su subtítulo- para la canción con sentido. En ella encontrarán canciones, videos, artículos, reseñas y muchas cosas más sobre la poesía hecha canción)

Friday, August 31, 2007

La del pirata cojo.

Sabina, otra vez Joaquín Sabina. Sin duda uno de mis cantautores favoritos –¡y del cual puedo decir que tengo todos sus discos!-.
Me parece que ya lo he dicho todo sobre él –basta con decir que en mi opinión es uno de los tres mejores trovadores de España y uno de los mejores escritores de canciones en lengua española- y ahora quiero compartir esta canción, La del pirata cojo, pues siento que refleja mucho la esencia de lo que para mí es la literatura: el soñar, viajar y vivir todas esas vidas y aventuras que uno acaso no podrá hacer en la vida real. Sólo se necesita un poco de imaginación para partir de viaje enseguida…


No soy un fulano
con la lágrima fácil,
de esos que se quejan sólo por vicio.
Si la vida se deja yo le meto mano
y si no aún me excita mi oficio,
y como además sale gratis soñar
y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de todos los hombres
que nunca seré:

Al Capone en Chicago,
legionario en Melilla,
pintor en Montparnasse,
mercader en Damasco,
costalero en Sevilla,
negro en Nueva Orleans,
Viejo verde en Sodoma,
deportado en Siberia,
sultán en un harén.
¿Policía? ni en broma,
triunfador de la feria,
gitanito en Jerez,
tahúr en Montecarlo,
cigarrillo en tu boca,
taxista en Nueva York,
el más chulo del barrio,
”tiro porque me toca”,
suspenso en religión,
confesor de la reina,
banderillero en Cádiz.
tabernero en Dublín,
comunista en Las Vegas,
ahogado en el Titánic,
flautista de Hamelín.

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera.

La del pirata cojo
con pata de palo
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera.

Billarista a tres bandas,
insumiso en el cielo,
dueño de un cabaret,
arañazo en tu espalda,
tenor en Rigoletto,
pianista de un burdel,
bongosero en la Habana,
casanova en Venecia,
anciano en Shangri-la,
polizón en tu cama,
vocalista de orquesta,
mejor tiempo en Le Mans,
cronista de sucesos,
detective en apuros,
conservado en alcohol,
violador en tus sueños,
suicida en el viaducto,
guapo en un culebrón,
morfinómano en China,
desertor en la guerra,
boxeador en Detroit,
cazador en la India,
marinero en Marsella,
fotógrafo en PlayBoy.

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera.

La del pirata cojo
con pata de palo
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera

Thursday, August 23, 2007

El tren.

Lo único que conocía de Coti Sorokin era que tenía un hit en la radio con Paulina Rubio –y Julieta Venegas- llamado Nada fue un error. Era un antecedente, para mi gusto todavía lleno de prejuicios, algo negativo (lo digo por la Paulina Rubio –y siempre me pregunté cómo fue que mi admirada Julieta Venegas estaba en ese trío-). Sin embargo, parafraseando la canción: “todo eso fue un error”, pues en realidad se trataba de un cantautor argentino con talento para el arte de escribir canciones. Lo supe gracias a una niña increíble que me lo mostró más de cerca. Y entonces supe que Coti tenía una historia interesante donde había conocido y tratado a mucha gente que admiro: León Gieco, Mercedes Sosa, Charly García, Maldita Vecindad y sobre todo Fito Páez y Andrés Calamaro (del primero graba en los estudios Circo Beat y del segundo Calamaro colabora en el primer disco de Coti, en agradecimiento a que éste había colaborado en uno de los discos de Calamaro). Su disco Esta mañana y otros cuentos (donde cuenta con la colaboración de gente talentosísima como un Ismael Serrano, por ejemplo) ha sido su consagración definitiva. Un ejemplo del talento de Coti es la nostálgica y bella El tren. Canción que es una de mis preferidas y que me llena de imágenes y recuerdos…

Creo que el tren ya se va
y ahora te quiero,
ahora te quiero
mucho más.

Sin el perfume de los dos
ya no me quiero,
no me quiero despertar.

Y no me acuerdo cómo fue que decidimos
dejar la partida,
en medio de la calle estoy y estoy perdido,
vacío en mi nueva vida,
en mi nueva vida.

Creo que el tren ya se va
sé que no puedo,
ya no puedo
caminar.

Si necesito tu calor
es que no sé,
¿cómo hay que hacer para esperar?

Y no me acuerdo cómo fue que decidimos
dejar la partida,
en medio de la calle estoy y estoy perdido,
vacío en mi nueva vida,
en mi nueva vida.

Y no me acuerdo cómo fue que decidimos
dejar la partida,
en medio de la calle estoy y estoy perdido,
vacío en mi nueva vida,
en mi nueva vida.

Creo que el tren ya se va...
Creo que el tren ya se va…
ya se va...
ya se va...

Tuesday, August 07, 2007

Contamíname.

Uno de los nuevos valores de la trova española, es sin duda Pedro Guerra. Este cantautor canario nacido un día de junio de 1966 refleja en cada una de sus canciones una sensibilidad muy particular y un esfuerzo por construir nuevos giros poéticos en cada letra. Un ejemplo es la hermosa Contamíname (acaso una de las tres canciones de Pedro que más me gustan), que juega con la idea de que la contaminación podría ser bella, la contaminación (con sus ojos, su cuerpo, su alma) de la persona que amamos en nosotros…

Cuéntame el cuento del árbol dátil
de los desiertos,
de las mezquitas de tus abuelos.
Dame los ritmos de las darbukas
y los secretos
que hay en los libros que yo no leo...

Contamíname, pero no con el humo
que asfixia el aire;
ven, pero sí con tus ojos y con tus bailes;
ven, pero no con la rabia
y los malos sueños;
ven, pero sí con los labios
que anuncian besos.

Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.

Cuéntame el cuento
de las cadenas que te trajeron,
de los tratados y los viajeros.
Dame los ritmos de los tambores
y los voceros
del barrio antiguo y del barrio nuevo...

Contamíname, pero no con el humo
que asfixia el aire;
ven, pero sí con tus ojos y con tus bailes;
ven, pero no con la rabia
y los malos sueños;
ven, pero sí con los labios
que anuncian besos.

Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.

Cuéntame el cuento
de los que nunca se descubrieron,
del río verde y de los boleros.
Dame los ritmos de los bouzukis,
los ojos negros,
la danza inquieta del hechicero.

Contamíname, pero no con el humo
que asfixia el aire;
ven, pero sí con tus ojos y con tus bailes;
ven, pero no con la rabia
y los malos sueños;
ven, pero sí con los labios
que anuncian besos.

Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.
Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.

Sunday, July 22, 2007

Que pase el huracán

De los exponentes nuevos de lo que se ha dado en llamar la trova mexicana contemporánea, sin duda uno de los más reconocidos es Alejandro Santigo. Este cantautor originario de la Ciudad de México –aunque en Tijuana es donde encauzó, al principio, su carrera- tiene el don de plasmar en letras limpias y sencillas –sin perder la calidad y la melodía poética- momentos cotidianos que ha todos nos han pasado. Un ejemplo de ello es la hipnótica Que pase el huracán, canción que desde que la oí supe que se volvería de mis favoritas, pues ¿quién no se ha visto retratado en su letra? ¿quién no ha sentido en el alma las ganas de decir “que pase el huracán, que pase”?

Desperté junto a tu olor
jugando con mi piel
haciendo sueños, nubes de papel
a cada paso, en cada estrofa.

Se escapó por la ventana mi imaginación
ave de grandes vuelos por amor
prendiendo leña en este corazón

Fue tu voz
quien puso todo el viento a tu favor
se me escapó de pronto la razón
con cada beso de tu boca.

No hay pasión
por diferente que sea tu opinión
que brille tanto como brilla el sol
si no hay peligro donde pierdan dos.

Regresé por la banqueta
de la realidad
tengo un concierto en la cabeza
que hace blanco en tu elocuencia.

De que volverás
cuando todo salga a flote,
cuando tengas paz,
cuando tu interior se aclare,
cuando puedas dar,
cuando salgas de tus dudas
que vienen y van,
tendré que esperar
que pase el huracán
que pase, que pase el huracán,
que pase.

De que volverás
cuando encuentres el camino,
la tranquilidad,
cuando escuches las campanas de felicidad,
cuando ordenes tu destino,
tu fragilidad,
tendré que esperar
que pase el huracán
que pase,
que pase el huracán,
que pase, que pase el huracán.

Fue tu voz…

Tuesday, October 18, 2005

Ahora y Recuerdo

Heredero de la tradición de los grandes cantautores españoles (Serrat, Sabina y Aute), el joven Ismael Serrano se ha convertido ya en una referencia obligada dentro de las mejores letras que se han escrito para hacer una canción. Desde que lo escuché por vez primera supe que sería, indiscutiblemente, uno de mis preferidos. Sin duda Serrano es un digno heredero de la tradición poética-literaria española. Para muestra estos dos botones:

Ahora
Ahora que la adolescencia es un septiembre lejano,
humo de cerveza en un portal, un verano inacabado.
Algunos años en la facultad de ciencias,
papeles escritos, ron de Cuba, hojas de hierba,
un tren dormido en una vía muerta,
la luz de la ventana azul que siempre estaba abierta.

Ahora que quedan tan lejos las playas de Corfú,
las estaciones de trenes de Praga, Hamburgo o Estambul,
los viajes que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos,
la luz de una cafetería, los amores conversos.

Ahora que te cansas y las piscinas cierran,
y apura el último baño la luz de las estrellas.
Ahora que regreso a los lugares a donde quise huir
y nadie me espera allí.
Ahora que casi llego a fin de mes,
que amo a una mujer.
Que amo a una mujer.

Ahora que pago las facturas, que me besé en La Habana,
que sueño con Lacandona, que ya no escribo cartas,
que cumplimos más años que promesas,
que se hunden nuestros corazones como la vieja Venecia,
que llego tarde a los cines y al fin del planeta,
que alquilo un pequeño piso en un castillo de arena.

Ahora que duelen las resacas y cortan como una navaja.
Ahora que nadie nos saluda por los bares de Malasaña,
que pido auxilio, besos y comida por teléfono,
que fumo flores y lloro a veces mientras duermo.
Ahora que tiemblo como un niño abandonado.
Ahora que viejos amigos nos han traicionado.

Ahora es el momento de volver a empezar,
que empiece el carnaval,
la orgía en el Palacio de Invierno,
de banderas y besos.
Se cayeron mis alas y yo no me rendí,
así que ven aquí,
brindemos que hoy es siempre todavía,
que nunca me gustaron las despedidas.

Recuerdo
Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de enfrente, un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.

Esos gestos traen recuerdos de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.
No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.

Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.
Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.
Y ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años"...

Y más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos


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