Trovadores y Juglares

Un espacio para compartir las letras y la poesía de los grandes cantautores de nuestro tiempo

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Location: Veracruz, Veracruz, Mexico

Este espacio busca principalmente lanzar botellas con mensajes cifrados a la "blogósfera". Tal vez lleguen a manos y corazones cómplices... o tal vez te lleguen a ti.

Friday, July 29, 2005

Coincidir

Esta ya ineludible canción de Alberto Escobar (aunque popularizada primero por Mexicanto -la versión que más me gusta- y después por Guadalupe Pineda) es una hermosa manera de describir el momento donde uno encuentra aquella persona especial...

Soy vecino de este mundo por un rato
y hoy coincide que también tú estás aquí
coincidencias tan extrañas de la vida
tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio...y coincidir.

Si navego con la mente el universo
o si quiero a mis ancestros retornar
agobiado me detengo y no imagino
tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio...y coincidir.

Si en la noche me entretengo en las estrellas
y capturo la que empieza a florecer
la sostengo entre las manos... mas me alarman
tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio...y coincidir.

Si la vida se sostiene por instantes
y un instante es el momento de existir
si tu vida es otro instante... no comprendo
tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio...y coincidir.

Thursday, July 28, 2005

Calle Melancolía

Entre los cantautores que más me gustan sin duda se encuentra en primera fila Joaquín Sabina. Su ironía, su irreverencia y su cuidado al escribir esas poderosas y bellas letras lo han hecho ya uno de los cantautores ineludibles españoles de más tradición (junto con Serrat y Aute). El tiempo pasa y Sabina sigue luciendo joven y vigente. Para ejemplo esta bella y nostálgica Calle Melancolía:


Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.

Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.

Ya el campo estará verde, debe ser primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.

Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.

Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse,
soy esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía

Tuesday, July 26, 2005

Julieta

Esta es una de las canciones de Fernando Delgadillo que más me gustan, porque todos guardamos una bella Julieta en nuestro corazón y que en noches que parecen un mar de oleaje torvo su recuerdo dulce se hace presente...


Las noches son un mar de oleaje torvo que a veces me trae recuerdos
y qué recuerdos los que vuelan esta noche
de donde hace tantos años se habían quedado dumiendo
recuerdos que me van llegando a oleadas
y sugieren otros tiempos, tiempos de más...
Facilidad es la palabra que hoy me falta
y que hace tanto no comprendo.
No tengo más que un vago sentimentalismo
dulce y triste pero viejo.
Viejo, como el viejo sabor de viejas lágrimas
y viejo como el muro de su casa
donde aparecía corriendo de la mano de su hermana
cuando la estaba queriendo más que a todo lo que quise
sobretodo lo que entiendo que quiere alguien con diez años.
Cómo me gustaba Julieta,
en ese entonces todo venia en otros nombres
desde el amarla en secreto
hasta el vivir con la confianza en que me amaba tras de sus ojos risueños,
siempre se resumía en la frase acostumbrada,
y para mí, todo lo envolvían tres palabras ciertas como la verdad:
Me gustaba Julieta
cuando iba mirando a cualquier sitio sin hacerlo,
cuando imaginaba y se peinaba los cabellos negros,
negros como noches y largos y largos como inviernos
que nunca acababan de estar cerca ni estar lejos.
Sólo y tan sólo a mi lado y a mi lado les recuerdo.
Me gustaba Julieta
cuando imaginaba que le amaba de hace tiempo,
cuando me escribió que era su amor,
cuando lo entiendo y además cuando como hoy lo rememoro
dulce y triste como lágrimas y besos de mejilla y de la infancia
y de hace mucho tiempo atrás.
Me gustaba Julieta
cuando murió su papá y se lo dijeron
cuando en la sorpresa soltó el llanto
y el cuaderno en donde decía que me amaba
siempre y cuando fuera eterno como el sol.
Me gustaba Julieta
cuando la llevaron a vivir con sus abuelos,
cuando dejó de ir a clases con su hermana,
cuando una tarde como cualquier tarde gris se me fue lejos,
lejos más allá de donde van todos los sueños
que han venido desde entonces
y esta noche me repiten que de niño y en las tardes,
me gustaba Julieta.


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